Año 1897: Nietzsche llega a Weimar para morir. Año 1775: Goethe llega a Weimar para vivir. Tan sólo esa ciudad -para uno la de la muerte y para el otro la de la vida- une a estos dos egregios alemanes tan diferentes, tan opuestos, tan peculiares... y, sin embargo, posiblemente, en la actualidad los más universales.
Ayer hablábamos de Nietzsche y hoy toca hacerlo sobre Goethe. ¿Quién fue Goethe?, ¿cómo era Goethe?, ¿qué quiso ser Goethe?, ¿cómo se condujo Goethe?, ¿qué hizo Goethe? ¿Será un atrevimiento decir que Goethe era todo y quiso abarcarlo todo? Cuanto más se quiere saber sobre Goethe más confuso se encuentra uno mismo. Después de procurar ir leyendo todo lo que me ha sido posible sobre su vida y su obra, llegué a consultar también la Enciclopedia Británica para saber más de él, y en ella me encontré con un largo artículo de casi siete páginas el cual finalizaba con esta sentencia: "His life was his greatest work".
Intentemos descubrir algo, tan sólo un poco, sobre Johann Wolfgang Goethe; alguien que escribe en tan sólo cuatro semanas un relato romántico tan sublime que conmueve a la Europa de su época: el Werther, y tarda más de cuarenta años en escribir el Fausto, una historia de argumento similar a una leyenda que se venía transmitiendo durante generaciones. Para escribir Las desventuras del joven Werther se basó en su propio enamoramiento de la prometida de un amigo, Carlota Buff y en el suicidio de un colega que había sido rechazado por la dama a la que amaba. El personaje Fausto parece ser que llegó a existir; igual o parecida ficción que la relativa a aquel sujeto se venía propalando desde hacía mucho tiempo y de la misma hasta hubo una primera edición en el año 1540, sesenta años después de morir el tal Fausto; inclusive se siguieron escribiendo y editando diferentes versiones durante más de doscientos años.
Ello, por lo pronto, nos produce perplejidad. Mas también nos la produce su ingente producción literaria y su frenética actividad en los más insospechados quehaceres al margen de las letras. Si dejamos de momento su autobiografía titulada Poesía y verdad, una biografía atípica y únicamente de su juventud, pues finaliza con su llegada a Weimar a los veintisiete años que es cuando comienza su intensa vida, nos quedan sus Diarios y anales. No obstante en ellos Goethe exclusivamente se limita a relatar como un notario, sin pulso ni pasión, año por año, los hechos desnudos que le vienen acaeciendo. Y aun así no todos, tan sólo los que a él le interesan; por ejemplo, por ellos desfilan infinidad de personajes de toda clase y condición pero evita citar a su mujer, ni siquiera nos dice cuándo la conoce ni cuándo contrae matrimonio, no la menciona ni una sola vez; tampoco nos relata, y ni siquiera hace referencia alguna, a su relevante entrevista con Napoleón, el invasor de su patria y al que sin embargo veneraba... Inquietante Goethe que a los setenta y cuatro años se quiere casar con una joven de diecinueve que lógicamente se burla de él. Por otro lado le objeta teorías de física a Leibniz, descubre la existencia del hueso intermaxilar, escribe con éxito -objetando a Newton- la Teoría de los colores, dirige y actúa en el teatro de la corte, traduce, pinta, estudia minerales y plantas al microscopio y contempla eclipses con el telescopio..., pero le atrae la nigromancia, cree en el horóscopo y la alquimia, y no asimila la gran revolución social de fin de siglo que está transformando su mundo.
¿Deseáis conocer una muestra de las variadas y ajenas ocupaciones de aquel consejero de la corte de Weimar? He aquí una selección extraída de sus Diarios y anales que no tiene desperdicio:
1791: "...encarguéme con placer de dirigir el teatro de la corte"
1792: "La primavera reanudó mis trabajos cromáticos y redacté la segunda parte de las Contribuciones de la Óptica"
1793: "...bajo el despejado cielo, cobré ideas cada vez más libres sobre las diversas condiciones en que se aparece el color"
1794: "¿qué sino los ligamentos, sirve de lazo de unión entre los músculos y los huesos?"
1795: "...no pude menos de ponerlos al tanto en el curso de nuestras conversaciones de mis ideas respecto a la Anatomía comparada..."
1796: "...durante el verano encontré la más lúcida oportunidad para criar plantas bajo cristales de colores, así como para inquirir las metamorfosis de los insectos"
1798: "En el capítulo de las Ciencias Naturales encontré mucho que pensar, ver y hacer"; "animales exóticos notables, sobre todo un elefante joven, acrecieron nuestras experiencias"
1799: "...visité mi jardín (...) para observar con un buen telescopio un eclipse total de luna"
1801: "...empecé la traducción del Tancredo, de Voltaire"; "...dediquéme a traducir el librito de Teofrasto De los colores"; "...visité las canteras de basalto de Dransfelt, cuya problemática aparición ya por aquel tiempo preocupaba a los investigadores"
1802: "También la Anatomía comparada, que siempre llevaba en el pensamiento de un modo especial, tuvo gran parte en mis atareadas horas"
1803: "...hube de pasar tremendos apuros en la traducción del Cellini"
1804: "Cuanto más iba yo avanzando en mis estudios cromáticos..."
1806: "A fin de internarme hasta donde me fuera posible en las Matemáticas..."; "...andaba a la búsqueda de variedades minerológicas principales..."
1807: "...dedicamos los siguientes meses al teatro, e iniciamos e instruimos a los jóvenes actores en todo cuanto había menester"
1813: "...acometí la representación gráfica de las alturas orográficas del antiguo y nuevo mundo en un mapa comparativo"; "...escribí un artículo sobre el doble espato"
1816: "...vinieron a incorporarse a mi colección minerales de Westerwlad y el Rin, así como también un hialito de Francfort..."
1821: "Muchos años llevaba ya ocupándome en el estudio de la morfología de las nubes..."
A través de esas escuetas y desangeladas páginas sabemos de su curiosidad por la geología, la anatomía, la física, la meteorología, la botánica, la paleontología, la medicina... y, cómo no, la música, la pintura, el teatro y, especialmente, la literatura. En esos mismos diarios dejó escrito: "...suele el hombre intentar empresas para las que la Naruraleza hale negado condiciones y a las que nunca podrá darles cima, un íntimo sentimiento aconséjale entonces que desista, pero no acierta a ver claro en sí mismo y persevera en seguir un falso camino hacia fines falsos, sin que él mismo sepa qué hacerse". ¿Era ese su caso? Probablemente no.
Lo veremos el siguiente día.
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