martes, 15 de febrero de 2011

Día Cinco: Pero ¿quién era Dostoievski?


Siempre que he leído a Dostoievski me he encontrado con un hombre vehemente y a la vez meticuloso; una persona muy intransigente, imperiosa, dominante. Alguien tan exigente no tan sólo con su hermano, como hemos atisbado en algunas de aquellas ochenta y cinco cartas escritas entre 1838 y 1864, sino también consigo mismo. Pero al tiempo una persona sensible, un hombre enormemente emotivo y melancólico, y, con mucha frecuencia, doliente. También ingenuo, a veces hasta pueril, soñador. Pero siempre... un trabajador incansable. Un hombre entregado por completo a la escritura en la forma en la que Cela definía lo que era ser escritor: Dostoievski demuestra ser una «bestia de aguantes insospechados, animal de resistencias sin fin, capaz de dejarse la vida —y la reputación, y los amigos, y la familia, y demás confortables zarandajas— a cambio de un fajo de cuartillas en el que pueda adivinarse su minúscula verdad» que decía Cela.
Leyendo muchas de sus obras me he llegado a preguntar ¿Pero ante quién me encuentro?, ¿ante quién estoy? ¡Ah!, ¡qué estudios de carácter, psicológicos, se habrán hecho sobre este hombre! No hay que olvidar que su segunda novela tiene como argumento la despersonalización de un sujeto, su desdoblamiento psíquico en otro personaje. Pero Dostoievski estudió ingeniería, o sea que podía ser un poco cartesiano. Y además fue militar. Militar lo fue por dos veces: la primera por su libre voluntad, la segunda forzosamente. Se movió mucho en ese clima imperativo, intransigente, de ordenes frías, escuetas y precisas: «ahora y porque sí».Y no hemos hablado de su enfermedad, su epilepsia: «Sí, tengo epilepsia, desgraciadamente, padezco esta enfermedad... Pero la enfermedad no es una vergüenza ni obstaculiza la actividad. Ha habido muchas personalidades famosas con esta enfermedad y uno de ellos cambió medio mundo siendo epiléptico». ¿Se estaba refiriendo a Mahoma, del que se ha supuesto que padecía esa dolencia conocida en algunas culturas como la «enfermedad sagrada», y en otras ocasiones como la de aquellos que habían sido poseídos por el demonio?
He mencionado estudios psicológicos sobre él. Pues bien, me encuentro en mi «morral» con los comentarios que Freud dejó sobre la personalidad de nuestro héroe en uno de sus variados ensayos. Y el gran maestro ruso sale malparado en cuanto a su personalidad. Asegura Freud que no sólo era un neurótico sino que tenía inclinaciones de criminal; que era sádico, masoquista e irritable; que tenía gusto en atormentar y era intolerante incluso con las personas queridas. Hay que señalar que Freud adivina en él hasta una homosexualidad reprimida.
Leyendo lo que Freud dejó escrito sobre Dostoievski e indagando al tiempo en la clasificación que hace Claudio Naranjo(1) de varias personalidades célebres dentro de los nueve tipos de su eneagrama, similar a la clasificación que aparece en el DSM(2) de los psiquiatras norteamericanos, Dostoievski aparece retratado por este último como formando parte de dos de sus nueve tipos: el VI y el VIII, los cuales vienen a corresponderse con las dos tendencias —o subpersonalidades— que ya Freud había intuido que se debatían en el carácter del escritor. En primer lugar le dominaba un temperamento explosivo, de destrucción, de criminal; se trata del tipo VIII, un carácter del que están dotados muchos personajes que aparecen en sus temas literarios en los que abundan los sádicos, egoístas, violentos y asesinos. Pero por el contrario evidencia también Dostoievski en sus escritos una bondad suprema que le permite amar y auxiliar sin límite, y junto a ella un masoquismo que le lleva a sufrir estoicamente el dolor y, quizás, hasta sentir una necesidad de castigo; se trata entonces del tipo VI, un carácter con el cual también abundan varios de los protagonistas de sus novelas.
Dice Freud: «El super-yo se ha hecho sádico, y el yo se hace masoquista. (...) es indudable que grandes grupos de delincuentes piden y ansían el castigo. Su super-yo lo exige...» (...) Dostoievski «era, pues, en las cosas pequeñas, sádico hacia fuera, y en las de más alcance, sádico hacia dentro, o sea, masoquista; esto es, un hombre benigno, bondadoso y auxiliador». Esta última personalidad o carácter permite explicar que pudiera soportar serenamente tantos años de humillaciones y miseria, y que, además, le llevase a ser durante su vida un reaccionario y también un místico —ello a pesar de las dudas que sobre la existencia de Dios y la inmortalidad del alma le debían acometer. ¿Encarnan las dos extremas personalidades de Dostoievski los dos protagonistas de sus novelas Crimen y castigo y El idiota?
Stefan Zweig, en su obra Tres maestros (Balzac, Dickens, Dostoievski) en la cual le dedica al último tres cuartas partes de la misma, va mencionando rasgos y actitudes de nuestro protagonista que sin las valoraciones anteriores de Freud y Naranjo no es extraño que desconcierten al lector.
Allí vamos leyendo: «Durante toda su vida fue un hombre huraño y taciturno»; «Sus inclinaciones y perversidades»; «Sería pueril silenciar el lado demoníaco de su ser»; «En sus libros domina lo sombrío... miseria y oscuridad»; «Erótico, calculador y refinado»; «Su voluptuosidad sensual»; «El furibundo exagerado»; «En Dostoievski el amor puede ser odio metamorfoseado, compasión, obstinación, sensualidad, autoinmolación».
He aquí, sin embargo, lo bueno que desde el punto de vista exclusivamente literario también nos deja escrito Freud: «Los hermanos Karamázov es la novela más acabada que jamás se haya escrito, y el episodio del gran inquisidor es una de las cimas de la literatura mundial». Nada tengo que objetar. Aunque para mí, tras Crimen y castigo, lo más acabado de Dostoievski es su sencilla obra (sencilla al lado de las otras escritas) El jugador.
Yo me atrevería a decir que en nuestro personaje cabe todo. Si se ha dicho de él que en muchas de sus novelas escudriña el alma humana y el subconsciente, también se le ha llegado a tachar de nihilista moderno. Dostoievski era humano, demasiado humano..., podríamos decir parafraseando a Nietzsche.

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(1) Naranjo, Claudio: Carácter y neurosis y Autoconocimiento transformador
(2) DSM: Diagnostic and Statistical Manual of mental disorders de la APA o American Psiquiatric Association